¿A Hot Cake?# Libre

Salí de mi casa sin despedirme de mi madre y dando un fuerte portazo, odiaba que me tratase como una niña cuando ya no lo era, era mayor de edad y podía hacer lo que me diese la real y santa gana. Evité pegar un fuerte grito, ya que no quería que la gente se parase o se girase a mirarme. No tenía ni idea de a donde ir, me apetecía salir corriendo, o ¿por qué no? ahogarme en el lago de Central Park, nadie me echaría en falta.
Empecé a caminar por las calles de Nueva York, se notaba la diferencia entre Brooklyn y Manhattan, y ya no digamos con Queens. Me metí las manos en los bolsillos y comencé a andar sin rumbo. Mi vida nunca había sido fácil, en Los Angeles podía haberlo tenido todo, ¿pero a que precio? Nunca me iba a dejar manosear por mi padre, era algo repulsivo. Sin duda le debía mucho a mi madre, y el haberme sacado de ese infierno era algo que le iba a deber siempre. Me pare enfrente del Starbucks, saque el monedero para ver cuanto dinero llevaba, suficiente para tomarme un café y algún dulce. Abrí la puerta y entré, dirigiendome a la barra.
- ¿Me puedes poner un trozo de hot cake y un Cappuccino?- pregunte un poco sobrecogida. Parecería estúpido pero era la primera vez que pedía en el Starbucks por mi propia cuenta, normalmente era mi madre la que pedía las cosas mientras yo me quedaba en una mesa.

Había sido un día fantástico, quizá un poco extraño, pero¡hey! ¿a quién le importaba? Después de la mejor fiesta del año – bueno, lamejor fiesta de lo que iba del año – no podía quejarme, bueno, si podía, pero ¡queimportaba! En aquel momento era feliz y así me quedaría por un buen rato. Sonriendome dirigí hacia el Starbucks cercano a mi casa, tenía ganas de un frappe o quizáalgún otro, no lo sabia, pero se me antojaba algo muy dulce, en cuanto entrenote que había una chica delante de mí, como detestaba esperar, pero en esemomento nada arruinaría mi día, así que sonreí y me forme tras de ellaesperando mi turno. La escuche pedir, parecía ¿tímida? La mire de arriba abajoy sonreí divertida – no es de por aquí – murmure divertidamientras la observaba, no tenia las típicas ropas de niña rica que la gente de aquísolía usar o quizá, simplemente no era como todas esas chicas superficiales. Meacomode el cabello tras la oreja y observe el menú, me pediría un frappe democca y unas galletas, si, seria delicioso.

La dependienta me miro de manera extraña, creo que no estaba acostumbrada a tratar gente como yo, creo que me sentía fuera de lugar, no tenía que haber salido de Brooklyn, con lo bien que estaba en mi casa, bueno no siempre. La chica me trajó las cosas en una bandeja, abrí el bolso y saqué el monedero y pagué el precio que me dijo. Sonreí de manera tímida, sin duda se alegraba de perderme de vista. Me giré, pero con mi buen sentido del equilibrio casi tiro todo lo que llevaba en la bandeja a una chica que había detrás mía, vi como iba vestida, seguro que su bolso ya valía más que toda mi casa. Sonreí avergonzada, menos mal que no se me había llegado a caer todo encima suyo.
- Lo siento, casi se cae todo-dije suspirando aliviada. Bueno parece que poco a poco iba a controlar mi equilibrio- Es que soy un poco torpe, pero bueno menos mal que no se cayó nada- no sé porque hablaba tanto, supongo que los nervios hacían eso.
Agaché la cabeza y me dirigí a una mesa vacía, todavía estaba roja de la vergüenza, si no la lío no tengo un día normal al parecer.

Estaba observando el menú - había elegido el trapos y las galletas - cuando escuche que le entregaban su pedido a la chica enfrente de mi, voltee y observe como, al darse vuelta, la bandeja que llevaba se movía como si quisiese caerse, abrí mucho los ojos espantada, si aquello se caía seguramente terminaría completamente sucia y pegajosa y eso si me haría enfadar, afortunadamente logro equilibrarla y que nada callera, suspire aliviada y observe como parloteaba, obvio signo nervioso, rodee los ojos y sonreí - no paso nada, así que no tienes de que preocupaste ni disculparte, si hubiese pasado algo, bueno, en ese caso tendrías muchos problemas - dije divertida aunque aquellas palabras tenían mucho de verdad, si llegaba a ensuciar aquella ropa seguro que tendría una buena reprimenda en el trabajo.
Sonreí e hice mi pedido, la chica me lo entrego rápidamente con una sonrisa que le devolví. Cuando me volví a aquella chica seguía ahí parada como si estuviese fuera de lugar, probablemente así era, pero ¿tenía que ser tan obvia? Solté un suspiro lleno de resignación y me volví a acercar a ella - ¿me quieres acompañar? - pregunte con tono amable y sin esperar respuesta me dirigí a una de las mesas cerca de la ventana.

Seguía ahí parada, en medio del Starbucks, sin duda parecía una tonta. Suspiré pero no me moví del sitio, esto era vergonzoso, pero mis pies no reaccionaban. Vamos ni que fuese para tanto. Oí que alguien me hablaba giré el rostro y vi a la chica de antes hablandome a mí, como si me conociese de antes o algo, por lo menos era simpática. Tenía que estar muy perdida y ser muy obvia, por lo cual la chica con pinta de rica y modelo se dio cuenta, pues para ser una chica de Manhattan no era tan asquerosa como las describían mis amigas, es más estaba siendo muy agradable.
- Parezco una tonta-dije mordiendome el labio inferior mientras la seguía a una de las mesas de ¿la ventana? Yo nunca me ponía en esos sitios, siempre al final donde nadie supiese que estaba, los sitios de la ventana eran exclusivamente para gente como...ella.
Deje la bandeja y me senté en la silla de enfrente, no sabía muy bien que hacer o decir, supongo que debería de darle las gracias por sacarme de ahí en medio.
- Bueno gracias por la ayuda- le agradecí sonriente, pero lo más increíble fue que no mostre signos de nerviosismo.

Me encogí de hombros e hice un ademan con la mano restandoimportancia para después colocar mis cosas sobre la mesa con total cuidado,primero poniéndome una servilleta en las piernas como mantel, no me gustabaensuciarme, mucho menos si era la ropa que tenía que llevar al trabajo, luegopuse mi frappe seguida de las galletas para, luego dejar la bandeja de lado,donde no me estorbase ni a mí ni a ella; me senté en la mesa, le di un trago ami frappe y la mire - no es nada, supuse que necesitaríasayuda, parecías perdida – admití y luego caí en la cuenta y la mire concuriosidad – se que no eres de por aquí eso es obvio –dije señalándola y luego agregue – sin ánimo de ofender –sonreí – pero muero de curiosidad de saber algunas cosas, como: de ¿dónde eres? ¿eres nueva? ¿a qué tededicas? Y sobre todo ¿Qué haces aquí donde es obvio que no perteneces? Perdón sisuena demasiado rudo, pero no suelo irme con rodeos y soy demasiado curiosa,pero si no quieres contestar todo eso al menos dime tu nombre ¿sí? –puse carita de perro apaleado, para después sonreír como si no importase si no respondíaa nada aunque por dentro me moría de curiosidad.